El terror: atracción por lo desconocido e impredecible

Una de las preguntas más recurrentes en el mes de octubre es: ¿por qué nos gusta que nos asusten? O bien, ¿por qué nos gusta el género de terror? Es común preguntarnos esto en vísperas de la llamada «noche de brujas» o Halloween, que si bien se trata de una costumbre anglosajona, se ha extendido al mundo de habla hispana debido a su gran marketing y atracción publicitaria, especialmente en niños y adolescentes.

Los disfraces, las golosinas, las fiestas suena divertido hasta cierto punto, pero lo cierto es que, esta atracción por el terror y lo sobrenatural va más allá de una noche de disfraces. ¿Es cierto que nos gusta que nos asusten? Los disfraces, las golosinas, las fiestas suena divertido hasta cierto punto, pero lo cierto es que, esta atracción por el terror y lo sobrenatural va más allá de una noche de disfraces. ¿Es cierto que nos gusta que nos asusten?

El horror sobrenatural en la literatura: Lovecraft

H. P. Lovecraft (1890-1937), escritor estadounidense, considerado como un gran innovador del cuento de terror y uno de los autores más influyentes del siglo XX en el género de la literatura fantástica, en su obra: El horror sobrenatural en la literatura (1927).

El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido. (Lovecraft, 1999)

Bajo esta aseveración, Lovecraft indaga sobre el origen de la literatura de terror a partir de lo primitivo del miedo en el humano y su manifestación en el folklore popular. De acuerdo con este autor, ante fenómenos incomprensibles, el ser humano tiende a hacer interpretaciones maravillosas o fantásticas que den sentido a aquello que se les está presentando como incomprensible. Esos fenómenos incomprensibles giran en torno a lo desconocido y lo impredecible.

Ante dichos fenómenos, nuestros antecesores, pensemos en los primeros seres humanos que conformaron las primeras civilizaciones, construyeron una fuente ominosa y omnipotente de orden espiritual para dar salida al sentimiento que los aterrorizaba frente a lo sobrenatural. La especie humana funda la religiosidad y la superstición como una forma de dar respuestas a aquello que parece que no lo tiene, aquello que parece pertenecer a lo extraterrenal y sobre lo cual los humanos no tienen poder.

Con el paso del tiempo y el avance del conocimiento y la ciencia, lo desconocido se ha reducido considerablemente, aunque no ha desaparecido. Lovecraft asegura que:

Las angustias y el peligro de muerte se graban con mayor fuerza en nuestros recuerdos que los momentos placenteros

Razón por la cual, lo tenebroso y lo maléfico del misterio cósmico (sobrenatural o fuera de nuestro alcance de entendimiento) surte un efecto de fascinación poderosa en la humanidad, mayor a la que surge frente a aspectos buenos y benéficos.

Pese al paso del tiempo y el uso de la razón para dar explicaciones lógicas a lo desconocido, sigue existiendo un halo de misterio que envuelve al cosmos, así como residuos de lo tenebroso que encierran los elementos y procesos que antaño eran completamente incomprensibles. Estos sentimientos, la angustia y el peligro de muerte, alimentan al folklore popular.

Literatura de terror y el folcklore popular

Ante el temor, surge una irresistible atracción por lo maravilloso, si bien se siente miedo, no se repele ese miedo, sino que, al resultar atractivo se impulsa la imaginativa, y uno de sus más grandes representaciones es: la literatura de terror.

El terror es tan antiguo como el pensamiento y el habla, por ello el horror cósmico se encuentra en el antiguo folklore de todas las razas y los tiempos; está presente en las baladas, crónicas y escrituras sagradas. Así como en los rituales mágicos, con sus invocaciones de demonios y espectros. He aquí algunos ejemplos que nos proporciona Lovecraft:

  • El Libro de Enoch, excluído de las biblia tradicional que conocemos, que relata, entre otras historias, la de los ángeles caídos
  • La Clavícula de Salomón (o Lemegeton Clavicula Salomonis) del siglo XVII considerado como uno de los libros de demonología más populares.
  • En la Edad Media (tanto en Oriente como en Occidente), se buscó preservar y ampliar el sombrío legado del folklore, la magia y los textos cabalísticos. Las brujas, los hombres-lobos, los vampiros y otras criaturas, formaban parte de las leyendas contadas por los ancianos, pero también los retomaban los poetas de la época.
  • Gran parte de la base del folklore occidental provenía de las leyendas sobre los más antiguos y terribles cultos que practicaban ritos de fecundidad. Este culto secreto mejor reconocido como los aquelarres de brujas, se suscitaban en los bosques durante la noche en Walpurgis y en la noche de Todos los Santos que coinciden con las temporadas para la reproducción de las cabras y las ovejas. Este culto secreto ha sido una fuente determinante para las leyendas mágicas, desatando a su vez, la persecución de las hechiceras (como el caso de las supuestas brujas de Salem, en EUA).
  • Existe también la teología invertida, adoradores de Satanás, que practicaban las «Misas negras».
  • Otro factor importante fue la enfermedad, por ejemplo, la peste en la Europa Medieval, que causó estragos y terror en la sociedad, que intensificaba el arraigo que se suscitaba por lo sobrenatural. Es importante señalar que, para esa época, toda la gente, sin distinción de clase social y educación cultural, creía firmemente en las manifestaciones sobrenaturales, desde doctrinas cristianas hasta la hechicería y la magia negra.
  • En las zonas nórdicas, Las Eddas y las Sagas (poesía y prosa de la mitología nórdica islandesa y literatura medieval escandinava, respectivamente), narraciones sobre héroes, históricos o mitológicos, donde predomina la magia y criaturas monstruosas y fantásticas, eran un referente claro de la cultura popular.

El miedo: emoción primitiva

Los temas y los personajes de las leyendas y mitos de terror han perdurado en la literatura fantástica hasta nuestros días, adaptados a la época moderna según se le requiera.

Los sentimientos que conforman a la literatura de terror son tan viejos como la humanidad misma; sin embargo, es hasta el siglo XVIII, con los inicios del romanticismo, que este género literario alcanza su mayor fuerza. El instinto de lo maravilloso resurgió con la novela gótica, repleta de horror y fantasía.

El aquelarre 1798, Francisco de Goya.

Lo esencial en la literatura de terror es la atmósfera, la cual se constituye por generar la ansiedad e inexplicable temor ante lo desconocido y el posible más allá; así como a la suposición de fuerzas desconocidas. La atmósfera es siempre el elemento más importante, por ejemplo, que la historia se desarrolle en la oscuridad de la media noche en medio del bosque nebuloso y se escuche el crujir de los árboles. Un ambiente así es propicio para dar rienda a la imaginación (o la paranoia) de ser víctimas de persecución o de la aparición de algún tipo de extraña criatura. En cine, la musicalización es de suma importancia para completar una atmósfera terrorífica.  

En conclusión

El cuento fantástico de terror debe ir detrás de esa primitiva emoción que surge frente a lo desconocido y/o impredecible: el miedo. Lo hace a partir de sugerir la existencia de lo sobrenatural y la inquietud de entrar en contacto con ello. Este género literario tiene por base que, como ya se dijo, el miedo es algo profundamente humano; lo es también, lo atractivo que resulta saber más sobre aquello que nos lo genera, de tal manera que, a lo largo del tiempo se ha hecho una vasta cultura de lo terrorífico como parte fundamental su sabiduría popular.

Lovecraft, H.P. (1999). El horror sobrenatural en la literatura (1927).