Qué leer cuando no sabes qué leer

No sé si les ha pasado que, al terminar de leer un libro viene un periodo de duelo, es decir, de pronto pareciera tan difícil escoger uno nuevo. Esto sucede, en especial si se trata de un libro que ha marcado algo importante en nuestras vidas, con el cual tuvimos algún descubrimiento personal, o bien, que hayamos quedado prendados(as) de algún personaje, incluso de alguna ideología. Me ha pasado varias veces, y cada vez, sin excepción, después de unos días que dejo descansar el tema, me cuesta tanto trabajo elegir un nuevo autor o un nuevo libro. Nada me complace, nada me llena, siento que no estoy lista para comprometerme de nuevo en esa aventura literaria que me aguarda. Sé que suena un poco exagerado, incluso absurdo, pero es como si terminaras una relación de pareja y fuera muy pronto para tener nuevas citas. Sin embargo, si te encanta leer como a mí, sabes que no estoy exagerando y que ese periodo de duelo existe, y que, si no tienes suficiente paciencia como yo, puede ser terriblemente desesperante.

Otras veces sucede que simplemente no sabemos por donde iniciarnos como lectores(as), seguimos recomendaciones de amistades, profesores o personas que admiramos; algunas veces funciona ese camino, mientras que otras resulta contraproducente, ya que se vuelve difícil separar el texto leído de la persona que te lo recomendó, en especial si no te ha gustado para nada la obra.

Es por ello por lo que decidí escribir este post, para cuando quieres retomar tu ritmo en la lectura o cuando quieras una introducción más suave al mundo literario, he aquí algunos trucos que me han funcionado:

Volver a los Clásicos

Leer a los clásicos es tal vez la salida más obvia y fácil, pero no por ello menos efectiva, por algo es recomendada y la primera en la lista. Los clásicos siguen teniendo su lugar por una buena razón: no fallan. Leer a Platón, a Homero, a Eurípides o a Sófocles es una vuelta a las ideas occidentales fundantes tanto de la ideología humana como de las grandes tragedias y dramas que seguimos replicando en la actualidad. El mundo oriental también tiene textos maravillosos, sobre todo en lo que respecta a filosofía y mitología, sin embargo, no han sido tan difundidos en el mundo occidental, pero nunca está demás indagar, en especial ahora con las facilidades cibernéticas.

Ahora bien, no sólo los clásicos griegos son un buen ejemplo al respecto, hay clásicos imperdibles del Siglo de Oro español: Pedro Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo. Y otros más contemporáneos como Shakespeare, incluso la misma Sor Juana.

Otro buen ejemplo de clásicos los encontramos en El Romanticismo es una corriente literaria (cultural y de estilo de vida) que, no sólo aportó muchísimo a la literatura en todo el mundo, sino que nos sigue atrapando irremediablemente, en especial porque hay ideales del romanticismo que siguen permeando en la actualidad. Hay una lista de autores que pueden encabezar la lista de los grandes favoritos, menciono a algunos de ellos y dejo el link de mi post sobre romanticismo.

  • Jane Austen (Sensatez y sensibilidad, Orgullo y Prejuicio)
  • Emily Bronté (Cumbres borrascosas)
  • Charlotte Bronté (Jane Eyre)
  • Johann Wolfgang von Goethe (Fausto)
  • Victor Hugo (Miserables)
  • Alexandre Dumas (Los tres mosqueteros)
  • Mary Shelley (Frankestein)
  • Varios poetas como:
  • Samuel Taylor Coleridge, William Blake, Lord Byron, Percy Shelly, Baudelaire, etc.

No olvidemos los clásicos de tu país natal, siempre es bueno conocer aquellos autores que dieron rumbo a nuestra nación, tanto por bagaje cultural como por una cuestión identitaria, al fin y al cabo, somos nuestras raíces. Si eres de México, dejo aquí algunas recomendaciones que me parecen imperdibles, algunas no son clásicas, pero recordemos que en México la literatura tuvo su mayor auge en el siglo XX:

  • La sombra del caudillo (Martín Luis Guzmán)
  • Los de abajo (Mariano Azuela),
  • Aura (Carlos Fuentes),
  • El llano en llamas (Juan Rulfo)
  • Balún Canán (Rosario Castellanos, quien en poesía también el genial)
  • Como agua para chocolate (Laura Esquivel)
  • Las muertas (Ibargüengoitia)

Demos la oportunidad a los clásicos, por algo tienen el lugar que tienen en la literatura y en nuestra cultura.

Historias cortas

Si iniciar una novela larguísima parece mucho compromiso después de salir de una relación idílica con tu anterior libro, tal vez sea buena idea comenzar con historias cortas, como cuentos o fábulas, incluso novelas cortas que las puedes leer en una tarde de ocio. También está la opción de la minificción o ficción breve, que consta de relatos, casi siempre humorísticos, de máximo dos cuartillas.

La ventaja de este tipo de literatura es que estimulan el intelecto de manera inmediata, es decir, no pasa mucho tiempo para llegar a la acción, te atrapan a la primera línea o párrafo y los finales suelen ser contundentes y no por ello menos profundos que una novela de quinientas páginas.

Recomendaciones de cuentos, sobran, de todas la épocas y culturas, es probablemente el género más utilizado y difundido, en especial las fábulas que tienen contenido enseñanzas morales. Dejo algunas opciones que me gustan mucho: La gallina degollada (Horacio Quiroga), El gato negro (Allan Poe), Los olvidados (Alejo Carpentier), Funes el memorioso (Jorge Luis Borges). Autores como Kafka, Guy de Maupassant, Mark Twain, Anton Chèjov, Roberto Bolaño, Gabriel García Márquez,

La minificción es un género que me gusta mucho, es un divertimento poco valorado pero que puede ser útil cuando no sabemos hacia qué aventura nueva dirigirnos. Dejo aquí el link de un texto que escribí al respecto: Minificción: un deleite poco reconocido

Poesía

Leer poesía es un deleite, aunque me he dado cuenta que muchas personas le rehúyen porque aseguran que es muy compleja y no la entienden. Es cierto a medias, creo que si comienzas a leer a los simbolistas o surrealistas, te puedas llevar un gran golpe en la nariz al pensar que no entendiste nada, pero si inicias tu aventura con poetas que escriben en prosa y con palabras menos rebuscadas, la aventura se convierte en un grato romance poético al poco tiempo. Por ello es por lo que recomiendo leer poesía después de un libro que nos tiene de duelo, porque la poesía te va a colocar en lugares inimaginables con unos cuantos versos, porque la cortedad del decir es abarcativa, y seguramente te dejará con ganas de seguir leyendo y cautivándote con uno y otro poeta que te ayudarán a salir del bache que ha dejado el anterior libro.

Recomiendo, por que me han ayudado mucho, a los siguientes, que además, son fáciles de leer, es decir, sus figuras retóricas no son tan rebuscadas ni indescifrables, al contrario suelen usar lenguaje llano y cotidiano:

  • Robert Frost
  • Mario Benedetti
  • Efraín huerta y sus poemínimos
  • Jaimes Sabines
  • Octavio Paz
  • Los poemas en prosa de Baudelaire, por mencionar a algunos.

Hay muchos más, pero esto son excelentes para comenzar.

Teatro

El teatro me encanta porque es pura acción, aun cuando se trata de teatro filosófico o un largo soliloquio, al ser en su mayoría diálogo es fácil y rápido de leer, no te detiene en largas descripciones, que por muy bellas que puedan ser, ralentizan el texto. El teatro es acción, es fácil entrar en personaje y empatizar con sus reacciones.

Aunque no he leído mucho teatro, tengo en mente unas cuantas que seguro te gustarán mucho, bien sea por su dramatismo como por su humor:

  • Medea, de Eurípides, una clásica tragedia griega que resulta tremendamente actual.
  • Casa de muñecas de Ibsen, inesperadamente actual y feminista aún cuando se escribió a mediados del siglo XIX.
  • El eterno femenino, Rosario Castellanos, divertida, irónica, sarcástica, reflexiva como la buena Castellanos suele deleitar.
  • La cantante calva, Eugene Ionesco, irreverente y divertida, a la vez crítica, aunque, sino te gusta el absurdismo puede que te lleves una gran decepción.

Temas que te atrapan recurrentemente

Es un cliché que sin duda funciona. Pregúntate, ¿cuáles son los temas sobre los que más leo? Puede ser sobre amor romántico, tragedia, filosofía, religión, muerte, o el tema que sea. Lo cierto es que tenemos nuestros temas favoritos y a los que volvemos irremediablemente. En mi caso me atraen temas sobre literatura, es decir, donde a los protagonistas les guste escribir o sea su sueño frustrado o se encuentren sobre ese camino, por ello vuelvo de manera reiterada a Roberto Bolaño. También me gusta el sarcasmo y la ironía, es por ello que mi poeta favorita es Rosario Castellanos y tengo al menos diez años que vuelvo a ella de manera reiterada, casi podría decir que cada que termino un libro vuelvo a ella, es mi lugar seguro.

Sea cual sea tu tema, aún cuando creas que lo has superado o que te desgastas en volver a lo mismo, siempre puedes regresar y deleitarte; después de todo no es un ex novio al que no puedes dejar, no crearás unas relación tóxica, esa es la maravilla de la literatura, nunca será suficiente y tus autores siempre te estarán esperando. Además, en cada vuelta a esos textos descubrirás cosas nuevas.

Literatura gráfica

Esto lo aprendí de mi esposo, cada que se atora con un tema siempre vuelve a Charlie Brown, al preguntarle el motivo, me dijo que es porque es un material más digerible. Creo que tiene razón, a veces de tanto que pensamos y pensamos, más no atascamos en el bache, cuando lo que nos hace falta es un receso, un tiempo fuera para dar un respiro y luego volver con ojos descansados sobre aquello que se nos complica tanto.

La literatura gráfica ayuda en esto, es un tipo de literatura que suele ser minimizada o desvalorizada porque la imagen domina sobre el texto, pero ¿quién dijo que la imagen no es texto también? Es decir, hacemos una lectura de las imágenes, les damos contexto y sentido al igual que a las palabras escritas. Aunque sin duda, como ya lo mencioné, la imagen hace que sea de más fácil acceso, lo cual está bien, no todo el tiempo estamos para textos kafkianos o camusianos, a veces requerimos de otro tipo de estímulo.

Comentario final

Cada quien tiene sus formas de desatorarse o de adentrarse en los nuevos temas o con los nuevos autores, lo comentado anteriormente son meras recomendaciones sobre lo que a mí me ha funcionado, no es ninguna fórmula a seguir.

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