Análisis y comentario a «¿Por quién doblan las campanas?» de Ernest Hemingway

El título de la novela es tomado del poema de John Donne

¿Por quién doblan las campanas? Reseña

Por quién doblan las campanas (1940) es una de las novelas más conocidas y aclamadas de Ernest Hemingway (1899-1961). Esta obra relata la historia de un dinamitero norteamericano de nombre Robert Jordan, que tiene por misión derribar un puente en la sierra de Guadarrama, España, en donde se encuentran algunos guerrilleros luchando por la República en contra de los fascistas en plena guerra civil española (1936).

Jordan es el personaje principal de la novela, aunque está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente, son los pensamientos y reflexiones de este hombre los que nos acompañan a lo largo de la novela y es la forma en que conocemos a los demás personajes.

Los personajes secundarios más importantes son: Pilar, María, Pablo y Anselmo. Otros personajes con menos presencia son: Agustín, Andrés, Eladio, Fernando, El Sordo y su banda, así como los oficiales mayores que apenas hacen aparición en la novela.

Los personajes: roles y funciones

Anselmo funge un rol muy importante en la novela, ya que es el enlace entre Jordan y la banda de Pablo; es un hombre que se destaca por ser de fiar, sabe seguir órdenes, es leal a la causa y a su gente, no le gusta asesinar hombres, aunque sí cazar animales. Su muerte fue una de las más lamentables.

Pablo es un hombre desconfiado, neurótico, alcohólico pero muy inteligente, es un buen estratega y sus conocidos le reconocen sus logros anteriores, aunque en el momento de la historia se encuentra en medio de una crisis y es catalogado como cobarde. Por su parte, su esposa, Pilar, es una mujer de fuertes convicciones, habla demás, las más de las veces cuando nadie se lo solicita, se expresa como si ella tuviera la razón y el conocimiento de todo; es buena cocinera y tiene buenas intenciones, pero su carácter agresivo genera cierto rechazo hacia ella; sin embargo, es Pilar quien dirige realmente la banda de Pablo, sus hombres harán lo que ella diga porque han desconocido a su líder desde que cayó en crisis.

María es el elemento más vulnerable de la historia: es una mujer joven, huérfana, fue humillada y sometida cuando los fascistas llegaron a su pueblo y se apoderaron de él, fue rapada y marcada por ellos. Ser rapada es una característica del personaje, incluso la llaman la rapadita, es dócil ante todos, en especial frente a Pilar quien la ha adoptado como a una hija. Fue la banda de Pablo quienes la salvaron en el ataque al tren, meses antes de la llegada de Jordan, probablemente hubiese muerto de no ser por ellos. Pilar le enseña lo que sabe y fue ella quien prácticamente se la ofreció al norteamericano. María remueve los sentimientos de Jordan y lo hace vivir los mejores días de su vida, se enamoran en medio de la guerra, como una forma de salvarse mutuamente y viven intensamente su amor a pesar del contexto bélico. María representa la esperanza en Jordan, a partir de que se enamora de ella comienza a hacer planes para el futuro, aun cuando sabe que probablemente ese futuro no exista después de volar el puente.

La historia gira alrededor de Jordan, si bien el tema de fondo es el movimiento armado, la narrativa de Hemingway pone el énfasis en las historias personales de los personajes. Jordan es un profesor de español en la Universidad de Montana, pero desde hace un año forma parte de la fuerza armada que defiende a la república en España de los fascistas y su dictadura. Su labor es hacer lo que se le pide, en este caso fue derribar un puente, y si tiene que morir por la causa lo hará, a él no debería importarle nada más ni hacerse preguntas sobre lo que está haciendo y si es que en eso aportará algo a la guerra o si hará la diferencia, simplemente debe cumplir órdenes, para lo cual es muy bueno. La misión requiere aliarse con las bandas guerrilleras de las montañas para cumplir su objetivo. Estas bandas, la de El sordo y la de Pablo, hacen referencia constantemente al anterior dinamitero: Khaskin, el cual voló un tren meses atrás, donde conocieron a María.

El carácter del protagonista se destaca por ser muy pensativo y organizado, sabe lo que tiene que hacer y busca cumplirlo a toda costa. Es un hombre controlado, trata de cuidar sus palabras, de no hablar de más y de hacer lo que se debe hacer. Es por esto que la llegada de María a su vida lo cambia, ahora piensa en ella más que en su deber militar, se da cuenta de su distracción, pero lo que María le ofrece es un futuro y la guerra es justo lo que no le ofrece.

Simbolismos y temas

Esta novela aborda varios temas, no sólo la guerra y la lucha por ideales, sino también la normalización de la violencia y el asesinato (el capítulo X es brutal), la burocracia militar, la locura que genera la guerra, el anhelo de libertad y la necesidad de esperanza.

Puedo identificar algunos elementos simbólicos, como la cueva que la banda de Pablo usa de guarida. No es sólo un refugio donde pasar la noche y alimentarse, la entrada y salida de la cueva es constantemente nombrada, la luz y la oscuridad; es significativo que Jordan duerma afuera a pesar del frío, incluso en algún momento la cueva es nombrada como manicomio. Me evoca a la caverna de Platón.

Por otro lado, el puente es visto como la tarea principal, si bien la banda de Pablo no está de acuerdo en un inicio, terminan por convencerse de que es su mejor opción para lograr su objetivo. La demolición del puente es su boleto de libertad, si bien no se obtiene la victoria ni le pone fin a la guerra, si los obliga a irse de las montañas y emigrar a otro sitio donde puedan vivir mejor (Gredos o Madrid).

Un elemento más que llamó mi atención fueron los cuatro jinetes que aparecieron casi al final de la novela, con los cuales se anuncia que los fascistas están ganando territorio y los guerrilleros corren peligro. Los jinetes me hicieron alusión a los cuatro jinetes del apocalipsis, es decir, que el fin está cerca.

Y ya que se hizo la alusión bíblica, considero que la banda de Pablo se asemeja a los apóstoles de Jesucristo. La llegada de Jordan puede verse como la llegada del mesías que, si bien en un inicio no fue recibido como tal sino como un hostil, prontamente se ganó su confianza y terminó por asumir el mando del grupo. María es como María Magdalena, no es prostituta, pero está marcada por el abuso de otros hombres y es algo que la persigue, aunque Jordan logra ver más allá de eso y se enamora de ella, así como Jesús reivindicó a María Magdalena. Pilar hace honor a su nombre, ya que es el pilar del grupo de guerrilleros, sin ella se hubieran desintegrado tras la crisis de su marido; Pilar hace referencia a Pedro (piedra), el apóstol que edificó la Iglesia de Cristo. Por su parte, la inestabilidad de Pablo y su intento de traición al robar parte de los fusiles, lo asemeja a Judas Iscariote, pero al final su regreso y su reivindicación es tomado por Jordan como un milagro, el milagro que había estado esperando como indicio de que todo saldrá bien. Al final, Jordan se convierte en héroe al sacrificarse por los otros, no hace siquiera el intento por querer huir, sino que se ha resignado en que lo mejor es morir ahí, su misión había sido cumplida y sólo retrasaría a su grupo si se iba con ellos, renuncia a su amor con María y le asegura que siempre vivirá en ella. El sacrificio lo hace un héroe mesiánico.

Hemingway y la Guerra

Además de estos simbolismos, considero que el protagonista retrata rasgos del autor, como la nacionalidad, su incursión en la guerra civil española y el suicidio de su padre. Muestra, además, la ideología del autor puesto en Jordan a través de los monólogos interiores que permean la novela. En estos, el protagonista se cuestiona sobre las razones ideológicas personales, aunque no toma partido por alguna postura en particular, salvo su apoyo a la república considerando que en el conflicto bélico se jugaban más que los fascistas contra los republicanos, sino la mano comunista rusa, incluso se mencionan la intrusión de otros países.

Hemingway vivió en carne propia los horrores de la guerra, no sólo la española sino la primera y segunda guerra mundial, entre otras en que fue corresponsal para los diarios en que trabajó. Su primer acercamiento a la literatura fue a través del periodismo en donde aprendió la técnica de ser breve, conciso y puntal, pero en realidad fue en los años veinte, en París, al codearse con las personalidades artísticas de las vanguardias, que su carrera como escritor comenzó realmente.

La relación con España no fue únicamente por su labor como corresponsal de guerra y su incondicional postura republicana frente a la dictadura, sino también porque se enamoró de su cultura, en especial por las corridas de toros. Sin embargo, el papel que los intelectuales de la época tenían en la guerra era primordial como propaganda de las posturas políticas internas hacia el resto del mundo.  Hemingway se involucró en el conflicto español no sólo como corresponsal sino también con apoyo económico que logró recaudar para los combatientes republicanos y la asistencia de ambulancias, incluso ayudó a entrenar a las tropas españolas en el manejo de fusiles.  

Por quién doblan las campanas retrata no sólo lo ya mencionado sobre las vidas trastocadas de las personas directamente involucradas, la mayoría gente de pueblo a quienes la guerra los atravesó, sino también hace una crítica a las carencias y fallas en la organización del ejército republicano, en especial al abastecimiento de recursos necesarios.

Referencias bibliográficas

«Concierto Barroco» de Alejo Carpentier: Intertextualidad musical

La anécdota detrás de la novela

La anécdota cuenta que un día, por allá de 1936, Francesco Malipiero, compositor y musicólogo veneciano, gran amigo de Carpentier, le comentó que se sabía sobre la existencia de una ópera perdida que trata sobre la Conquista de México, de nombre Montezuma de autoría de Vivaldi. Sin embargo, no fue sino hasta 1967 que, por medio de otro amigo musicólogo, Roland de Candé especialista en Vivaldi, obtiene el libreto de dicha ópera y documentos conservados como la portada, la escenografía de los tres actos y la descripción de los personajes.  Con este material, Carpentier se da a la tarea de escribir su propia obra, que resultó en la compleja y divertida novela: Concierto Barroco (1974), novela constituida por la heterogeneidad y transculturación, un cruce entre lo europeo y lo americano, logrado a través de la música.

Montezuma fue estrenada en Venecia, en el teatro de Sant’ Angelo en 1733, el libreto fue escrito por Alvise Giusti basándose en Historia de la conquista de México de Antonio de Solís quien, a su vez, se basa en los testimonios escritos de Cortés, López de Gómara, Bernal Díaz. Carpentier escribe Concierto Barroco como una novela paródica y carnavalesca, donde la música es el tema central, pero también se permite reflexionar sobre la identidad latinoamericana de los personajes principales.

Concierto barroco

La novela se desarrolla en ocho capítulos de longitud corta-media; la historia comienza en México con los preparativos de viaje del Amo. Dicho viaje tiene por objetivo la búsqueda de sus raíces españolas y empaparse de la cultura europea. En su paso por Cuba, por un contratiempo, conoce a Filomeno a quien toma como su mozo, ante el terrible deceso de su sirviente. [1]

Hortensia Moller (1983), en su estudio “Contextos musicales en Concierto Barroco”, asevera que para acercarse a esta novela hay que considerar que Carpentier:

“… comprende el hecho musical latinoamericano como un fenómeno peculiar, diferente en su desarrollo al encadenamiento de sucesos perfectamente claro y coherente que es la dialéctica musical europea” (pp. 338)

La novela muestra esta diferencia cuando el Amo y Filomeno llegan a Madrid y se dan cuenta que no tiene ni el colorido ni los aromas ni los sonidos ni los sabores que en casa (Latinoamércia); tristes y aburridos emprenden el viaje a Italia donde son recibidos en pleno carnaval de Epifanía, entre máscaras y voces se adentran en la fiesta que envuelve a toda la ciudad. Aquí comienza la verdadera aventura musical de la novela.

La intertextualidad musical en «Concierto Barroco»

La intertextualidad[2], concepto creado por Julia Kristeva, que se refiere a que: “todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto” (Kristeva, 1978:190)[3]. Este concepto es retomado después por autores como Gérard Genette y Linda Hutcheon. Es Genette quien dedica un amplio estudio al concepto, en su obra Palimpsestos (1982) propone categorías intertextuales que engloba bajo el término transtextualidad[4] que significa la relación de un texto con otros.

La intertextualidad promueve la discusión y el análisis de textos “clásicos”, gracias a la mirada paródica (de burla u homenaje). La maravilla de la intertextualidad es que el diálogo no es sólo entre textos, sino que abarca a todas las expresiones artísticas. En el caso de Concierto Barroco la literatura, la historia y la música dialogan[5], convergen en un concierto.

Paz Barahona, en su artículo Juego, símbolo y fiesta en Concierto barroco de Alejo Carpentier, una mirada desde la música (2008), menciona que Mercedes Gonzalez Kreysa (1998), en su estudio sobre Concierto Barroco propone:

una estructura compuesta por dos voces contrastantes correspondientes a dos puntos de vista de análisis: el punto de vista de la fuga y el punto de vista del concerto grosso. Bajo la perspectiva de la fuga, opera la técnica compositiva del contrapunto polifónico donde el sujeto o ‘dux’ (Amo) expone un tema, que es nuevamente presentado por el contrasujeto (Filomeno), siguiendo a esto una réplica, respuesta o ‘comes’ (Vivaldi, Handell, Scarlatti). De esta forma dux y comes, tema y respuesta es América y Europa en continuo juego de construcción y reconstrucción de elementos musicales, culturales e identitarios.” (Paz, 2008:3)

Por lo tanto, el concerto grosso, la novela en sí misma, está en relación al viaje, así como al diálogo entre el Viejo mundo (Europa) y el Nuevo mundo (América), remarcando sus contrastes tanto como su mezcla. González Kreysa identifica cuatro movimientos:

  • I Veracruz-Habana
  • II España
  • III Venecia
  • IV París-Veracruz.

Se pueden, además, identificar tres momentos trascendentales en la novela, que corresponden a tres conciertos.

Concierto primero

La jam sesión en el Ospedale della Pietà, la escena central del capítulo cinco, el duelo musical entre Vivaldi, Händel y Scarlatti que se ve interrumpido, transgredido de una manera muy divertida, por el negro Filomeno y sus instrumentos musicales improvisados con los trastes de cocina. Este momento se trata de una polifonía burlesca digna de carnaval, donde los instrumentos dialogan y los músicos clásicos se ven envueltos en una dinámica fuera de su tradicional duelo musical y se dejan llevar por la propuesta de Filomeno, a quien dejan improvisar durante 32 compases. La fiesta continua hasta el punto de seguir la conga y cantar Matar a la culebra:

La culebra se murió

Ca-la-ba-són

Son-són

Cantaba Filomeno.

Kábala-sum-sum-sum[6]

Le contestaban los europeos.

Esta fiesta permite contrarrestar la creencia de que la música “clásica” o de “época” es seria y que la música popular latinoamericana es “simple”. Carpentier logra una hibridación musical, una mixtura entre la música clásica y la popular; rasgo característico de lo barroco.

Concierto segundo

El segundo concierto corresponde al ensayo general de la ópera Montezuma, Montezuma genera un gran desconcierto en el Amo, ya que nota una serie de modificaciones de la historia que le confió a Vivaldi. Por momentos se emociona y grita de alegría y júbilo; en otros, se enoja, alegando que así no sucedieron las cosas, que los personajes están cambiados y termina decepcionado de la gran producción del compositor italiano. Vivaldi justifica su ópera sustentando que su libreto está basado en la obra de Antonio de Solís y que el final debió ser cambiado por los requerimientos que la ópera brinda al público. Vivaldi dice: “

No me joda con la Historia en materia de teatro. Lo que cuenta aquí es la ilusión poética (…) En América, todo es fábula…[7]

Concierto tercero

El tercer concierto es el de Louis Armstrong que cierra la novela con otra irrupción del tiempo, ya que Carpentier nos traslada hasta el Siglo XX cuando el jazzista está de gira por Europa y el negro Filomeno asiste a su concierto.

Diálogo entre textos: Intertextualidad

Cada uno de los conciertos genera un desconcierto ya que hay una constate irrupción e imprevistos que chocan con lo que sabemos de historia (cronológica) y de música (épocas y culturas). Carpentier juega con el tiempo, con las categorías estéticas e ideológicas y las abre a nuevas dimensiones, que es justo lo que sustenta el concepto de intertextualidad, el diálogo entre textos que generan más textos. En este caso, el autor cubano propone:

  • el diálogo entre culturas (americana y europea);
  • el diálogo entre músicos (Vivaldi, Händel y Scarlatti con Filomeno);
  • entre tipos de música (el carnaval, la ópera, la improvisación estilo jam session, los ritmos latinos, caribeños, africanos y el jazz);
  • el diálogo entre épocas que se transponen, los saltos en el tiempo que parecieran no afectar el curso de la historia sino que llevan la trama de una manera fluida;
  • y el más colorido diálogo entre instrumentos europeos y latinoamericanos: la vihuela, la mandolina, rabel, basso di gamba, chitarrone, clavicémbalo, etc., frente a zampoñas, tipinaguas, sonajas, marugas, tambores y algunos producto del mestizaje cultural como la vihuela mexicana, el órgano de palo, clarincillos.

Además de estos tres conciertos, la obra está repleta, al puro estilo barroco carpenteriano (horror al vacío), de alusiones y referencias directas a la música, que van desde enunciar canciones como  Las Mañanitas o la copla italiana que canta el sirviente Francisquillo; hasta la aparición de otros compositores destacados como Stravinski (1882-1971), que aparece muerto en la novela, en la escena en que los protagonistas desayunan en el cementerio, mientras que Richard Wagner (1813-1883) aparece como recién fallecido, lo que ubica una fecha específica a la novela, 1883.

Estos saltos en el tiempo son recurrentes en la novela, otro ejemplo es la fecha en que se estrena Montezuma 1733 y la despedida entre Filomeno y el Amo en la estación de tren, que sitúa la época alrededor de los años 30´s del siglo XX, con la asistencia del negro al concierto de Louis Armstrong.

Al final, el Amo encuentra su identidad en la cultura mexicana en tanto criolla, el viaje y la puesta en escena la ópera vivaldiana, le dio lo necesario para asumir que se identifica más con el pueblo conquistado que con el conquistador.


Citas

[1] Hay una clara alusión a la figura de el Quijote y Sancho Panza, el Amo y Filomeno; además, la idea del viaje de aventuras que constituye a los personajes.

[2] Revisado en: Macedo, Alfonso. La intertextualidad: cruce de disciplinas humanísticas. 2008.

[3] Citado en: Macedo, Alfonso. La intertextualidad: cruce de disciplinas humanísticas. 2008.

[4] También desarrolla los conceptos: paratextualidad, metatextualidad, architextualidad e hipertextualidad.

[5] Sin contar las decenas de alusiones directas e indirectas a todo tipo de personajes, épocas, arquitectura, obras literarias que maneja Carpentier en esta novela.

[6] Carpentier, A. Concierto Barroco. Pp. 199

[7] Ibidem, pp. 221.

Referencias bibliográficas

Comentario a «Los abedules» de Robert Frost

Contexto

Con el inicio del siglo XX, el movimiento modernista cambió la forma de escribir y percibir el mundo en Estados Unidos, sobre todo porque es un tiempo, una sociedad que queda atravesada por las guerras mundiales.

Robert Frost (1874-1963) pertenece al movimiento modernista norteamericano y al grupo de escritores que viajaron a Europa para vivir los años veintes parisinos con la élite de intelectuales. Aunque, en realidad él nunca se afilió a ningún movimiento, por su época es donde comúnmente se le ubica. La poesía de Frost es sencilla y accesible al lector en comparación con otros poetas de la época, como T.S. Elliot, quien hacía mayor uso de metáforas y simbolismos. No obstante, Frost es un poeta filosófico y espiritual que puede plasmar la vida cotidiana con bellísimas imágenes que vuelven lo ordinario en extraordinario.

Robert Frost

Los abedules

En el poema Los abedules (Birches), Frost habla sobre ser un columpiador de árboles, sí, así de bello como suena. El autor juega con la imagen de un joven que se trepa a los abedules del bosque y cuando está en la cima se deja caer, doblando al árbol hasta que éste lo regresa a la tierra. Hace esto con cada árbol a su paso. Lo increíble del arte es que cada persona se lo apropia y pueden saltar un sinfín de interpretaciones.

Interpretaciones

  • los árboles pueden verse como los antepasados, los principios y reglas establecidas y heredadas a las nuevas generaciones, normas que han estado ahí desde siempre y, cada tanto, hay alguien que los doblega, los cambia o transgrede, como el joven que se columpia en ellos.
  • O bien, pueden verse como los sueños por conquistar, los planes por realizar y cómo hay que trepar hasta lo más alto para lograrlos, pero no te puedes quedar ahí por siempre, es la parte más frágil del árbol, hay que volver a la tierra porque, además, hay muchos otros sueños-árboles por conquistar.

El poeta recuerda con nostalgia cómo él solía hacer lo mismo que el columpiador de su poema y por momentos, cuando la vida lo sobrepasa, anhela volver a hacerlo. El poema juega con la idea de subir y bajar, subir hasta la copa del árbol, más cerca al cielo para luego bajar y tocar el piso de nuevo. Es el sube y baja de la vida misma, conquistar las alturas como se conquista un sueño, sobre pasar límites (los heredados y establecidos), ir más allá, pero nunca perder el piso, siempre tener la posibilidad de volver a tocar la tierra (volver al origen). Frost dice:

“…y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo,

para luego volver y empezar otra vez.

Que jamás el destino, comprendiéndome mal,

me otorgue la mitad de lo que anhelo

y me niegue el regreso”.

Quiere ir tan lejos como pueda, pero siempre con la posibilidad de regresar.

Al inicio del poema el autor menciona que son las tempestades las que han curvado a los abedules, aunque a él le gusta más la idea de que haya sido un muchacho. Con tempestades, Frost evoca a los problemas, las circunstancias de vida que están fuera del control humano, son cosas que suceden y dejan destrozos a su paso:

Pero no es un muchacho quien los deja curvados,

sino las tempestades. A menudo hemos visto

los árboles cargados de hielo, en claros días

invernales, después de un aguacero.

Cuando sopla la brisa se les oye crujir,

se vuelven irisados cuando se resquebraja […]

La carga los doblega hacia los mustios

matorrales cercanos, pero nunca se quiebran,

aunque jamás podrán enderezarse solos.”

Sin embargo, pese al contexto incontrolable, son las personas, en este caso, el joven que se columpia como ícono de la juventud soñadora, quienes dejan su marca de paso por el bosque. El bosque es un símbolo para la vida misma y, además, era el lugar predilecto de Frost, quien vivía en el campo y su obra poética está regida por la observación de la naturaleza y sus reflexiones filosóficas.

Comentario final

Frost fue un poeta excepcional aunque haya quienes lo consideraban menor, en especial cuando lo comparan con otros grandes de su época como T.S.Elliot o Ezra Poud. Para mí ha sido un descubrimiento maravilloso acercarme a Frost, no considero en absoluto que sea un poeta menor, al contrario, su sencillez, la forma en cómo juega con imágenes de la vida cotidiana para filosofar o encontrar su conexión con lo espiritual personal, me parece una labor trascendental. Por momentos me recuerda a Emily Dickinson.

Otros poemas

Otro de sus poemas que se ha convertido en uno de mis favoritos es El camino no elegido, donde habla sobre tener dos caminos, elegir el poco transitado y hacer la diferencia:

(…) De aquí a la eternidad:

Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,

Yo tomé el menos transitado,

Y eso hizo toda la diferencia.

Otro poema que adoro, por su dura verdad, es Fuego y hielo:

El mundo acabará, dicen, presa del fuego;

otros afirman que vencerá el hielo.

Por lo que yo sé acerca del deseo,

doy la razón a los que hablan de fuego.

Mas si el mundo tuviera que sucumbir dos veces,

pienso que sé bastante sobre el odio

para afirmar que la ruina sería

quizás tan grande,

y bastaría.

Para terminar

Para terminar, dejo el poema en idioma original, ya que siempre es importante (en la medida de lo posible) leer a los autores en la lengua en que escribieron.

Dejo a continuación links donde encontrar más información del autor:

Birches

When I see birches bend to left and right

Across the lines of straighter darker trees,

I like to think some boy´s been swinging them

But swinging doesn´t bend them down to stay.

Ice-storms do that. Often you must have seen them

Loaded with ice a sunny winter morning

After a rain. They click upon themselves

As the breeze rises, and turn many-coloured

As the stir cracks and crazes their enamel.

Soon the sun´s warmth makes them shed crystal shells

Shattering and avalanching on the snow-crust

Such heaps of broken glass to sweep away

You´d think the inner dome of heaven had fallen.

They are dragged to the withered bracken by the load,

And they seem not to break; though once they are bowed

So low for long, they never right themselves:

You may see their trunks arching in the woods

Years afterwards, trailing their leaves on the ground,

Like girls on hands and knees that throw their hair

Before them over their heads to dry in the sun.

But I was going to say when Truth broke in

With all her matter-of-fact about the ice-storm,

I should prefer to have some boy bend them

As he went out and in to fetch the cows—

Some boy too far from town to learn baseball.

Whose only play was what he found himself,

Summer or winter, and could play alone.

One by one he subdued his father´s trees

By riding them down over and over again

Until he took the stiffness out of them,

And not one but hung limp, not one was left

For him to conquer. He learned all there was

To learn about not launching out too soon

And so not carrying the tree away

Clear to the ground. He always kept his poise

To the top branches, climbing carefully

With the same pains you use to fill a cup

Up to the brim, and even above the brim.

Then he flung outward, feet first, with a swish,

Kicking his way down through the air to the ground.

So was I once myself a swinger of birches.

And so I dream of going back to be.

It´s when I´m weary of considerations,

And life is too much like a pathless wood

Where your face burns and tickles with the cobwebs

Broken across it, and one eye is weeping

From a twig´s having lashes across it open.

I´d like to get away from earth awhile

And then come back to it and begin over.

May no fate willfully misunderstand me

And half grant what I wish and snatch me away

Not to return. Earth´s the right place for love:

I don´t know where it´s likely to go better.

I´d like to go by climbing a birch tree

And climb black branches up a snow-white trunk

Toward heaven, till the tree could bear no more.

But dipped its top and set me down again.

That would be good both going and coming back.

One could do worse than be a swinger of birches.